sábado, 21 de mayo de 2016

piedra angular






    
Piedra angular

  

1 Pedro 2:1-10

"Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Por lo cual también contiene la Escritura:

He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.

Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia."

Hablar mal es señal de maldad y engaño en el corazón y estorba nuestro provecho por la palabra de Dios. 

La vida nueva necesita un alimento idóneo. Los infantes desean leche y hacen por ella lo mejor que pueden conforme a su capacidad; así́ deben ser los deseos del cristiano por la palabra de Dios.

Nuestro Señor Jesucristo es muy misericordioso con nosotros, miserables pecadores y tiene plenitud de gracia. Pero hasta el mejor de los siervos de Dios en esta vida tiene solo un anticipo de las consolaciones de Dios.

Cristo es llamado Piedra para enseñar a sus siervos que Él es la protección y la seguridad de ellos, el fundamento sobre el cual son edificados.

Él es precioso en la excelencia de su naturaleza, la dignidad de su oficio, y la gloria de sus servicios.

Todos los creyentes verdaderos son un sacerdocio santo; sagrado para Dios, servicial para los demás, dotados de dones y gracias celestiales.


Pero los sacrificios más espirituales de lo mejor en oración y alabanza, no son aceptables sino por medio de Jesucristo.

Él es la piedra del ángulo que une a todo el número de creyentes en un templo eterno, y soporta el peso de toda la construcción.

Elegido o escogido para un fundamento que es eterno. Precioso más allá́ de toda comparación por todo lo que pueda tener valor.

Ser edificado en Cristo significa creer en El; pero en esto se engañan muchos a sí mismos, no consideran lo que es, ni la necesidad de participar de la salvación que Él ha obrado.

Aunque la estructura del mundo se estuviera cayendo a pedazos, el hombre que está edificado sobre este fundamento puede oírlo sin temer.

El no será́ confundido. El alma creyente se apresura a ir a Cristo, pero nunca encuentra causa para apresurarse a huir de Él.

Todos los cristianos verdaderos son linaje escogido; constituyen una familia, un pueblo distinto del mundo: de otro espíritu, principio y costumbre; que nunca podrían ser si no fueran escogidos en Cristo para ser tales y ser santificados por su Espíritu.

El primer estado de ellos es de grandes tinieblas, pero son sacados de las tinieblas a un estado de gozo, placer y prosperidad, para que muestren las alabanzas del Señor por la profesión de Su verdad y su buena conducta.

Qué enormes son sus obligaciones con El, que los ha hecho su pueblo, y les ha mostrado misericordia!

Estar sin esta misericordia es un estado espantoso, aunque el hombre tenga todos los placeres mundanales.

Nada hay que obre el arrepentimiento tan bien como el pensamientos correcto acerca de la misericordia y el amor de Dios.


No nos atrevamos a abusar ni a afrentar la libre gracia de Dios si queremos ser salvados por ella; pero todos los que quieran ser contados entre los que obtienen misericordia anden como su pueblo.

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